La última obra
de David Torrejón es un libro difícil de describir y aún más de clasificar. Se
trata de una novela en la que los protagonistas van a escribir como tarea para
un taller literario relatos basados en una foto que serán incluidos dentro de
la novela. Esta foto a su vez dará pie a un juego de ficción y realidad del que
participarán la escritora Paloma González Rubio y su novela El delito de la lluvia, publicada
también por La Discreta pero que en este libro forma parte integrante de la
trama narrativa, incluyendo la foto que dará pie a los relatos y a los sucesos
que acontecerán al protagonista. Y el juego de identidades tan importante en
toda la novela, ¿termina realmente al final de la obra o podemos permitirnos
caer en el cliché imperdonable de identificar al narrador en primera persona
con el autor de la obra?
Todos estos
juegos literarios y artificios narrativos pueden hacer temer una novela
experimental, ilegible, solo apta para los iniciados en los ritos de la
postmodernidad. Afortunadamente David Torrejón no es un autor susceptible de
olvidarse tan fácilmente de su público lector y nos vuelve a brindar una obra
abierta a todo el que esté dispuesto a embarcarse con él en un viaje de
exploración de las fronteras de la obra escrita, un viaje en el que no faltará
acomodo, animación, guía y apoyo logístico de manera que nadie se perderá por
el camino ni tendrá que abandonar desanimado ante la dificultad de la empresa.
Escríbeme una foto es un libro que
demuestra que la novela experimental no tiene por qué ser elitista ni difícil.
Que es posible escribir libros inteligentes, divertidos y profundos aptos para
todos los públicos. Y que merece mucho la pena tener en cuenta las
publicaciones de editoriales independientes como La Discreta, que dan a sus
autores la oportunidad de escribir fuera de las modas y de las leyes de mercado
libros que merece la pena comprar, leer y regalar.
Retrato del autor de la mano de Jordi Berenguer Barrera